En CER IPS realizamos estudios tomográficos para distintas necesidades clínicas. Muchas personas llegan con una orden médica o una solicitud de examen, pero no saben si necesitan una tomografía simple o una contrastada. Esta diferencia es clave para el diagnóstico y para la preparación del paciente.
Ambos estudios utilizan tecnología de escáner para generar imágenes detalladas, pero tienen usos distintos y requerimientos específicos. Aquí te explicamos lo esencial.
¿Qué es una tomografía simple?
La tomografía simple es un estudio de imágenes que se realiza sin el uso de medios de contraste. Sirve para observar estructuras internas como huesos, pulmones, órganos abdominales o el cráneo con gran precisión.
Este examen es rápido, no requiere preparación especial en la mayoría de los casos, y puede realizarse bajo modalidad particular sin necesidad de orden médica, dependiendo del caso.

La tomografía simple suele utilizarse para evaluar fracturas, buscar masas pulmonares, revisar senos paranasales o controlar algunas patologías abdominales. También es útil en chequeos post-COVID o para verificar lesiones sin necesidad de contraste.

¿Cuándo se requiere una tomografía contrastada?
La tomografía contrastada se realiza aplicando un medio de contraste (generalmente yodo) por vía oral o intravenosa para resaltar vasos sanguíneos, tejidos blandos u órganos específicos. Es fundamental en estudios más complejos como:
Emergencias médicas
Evaluación de tumores o masas
Estudio de vasos sanguíneos y circulación
Diagnóstico de enfermedades renales, hepáticas o abdominales
Este estudio sí requiere orden médica y evaluación previa, especialmente para revisar alergias o condiciones renales que podrían contraindicar el uso del contraste.